WASHINGTON, DC – En abril y junio de 1994, el Cártel de Cali, la principal organización de tráfico de estupefacientes en el mundo, envió a México dos embarques por 20 millones de dólares cada uno La Drug Enforcement Administration (DEA), agencia antinarcóticos del gobierno de Estados Unidos, se enteró del envío y supuso que el dinero pudo haber sido usado en la campaña del entonces candidato presidencial Ernesto Zedillo o en inversiones diversas. La información fue revelada por un agente de la DEA, que estuvo comisionado en Panamá, a Peter A Lupsha, catedrático de la Universidad de Nuevo México que ha estudiado a fondo el fenómeno del lavado de dinero Lupsha, profesor de ciencia política en la mencionada casa de estudios, habló del asunto en la conferencia “Economía de la industria del narcotráfico”, organizada por el Departamento de Estado, a fines de noviembre pasado.
En su ponencia, que pasó relativamente inadvertida, Lupsha citó estimaciones sobre el costo de la campaña del PRI y aseveró: “Fuentes usualmente confiables dicen que uno de los mayores contribuyentes del sector privado extranjero a esta campaña fue el Cártel de Cali (Esas fuentes) reportan que a fines de la primavera y en el verano de 1994, Miguel Rodríguez Orejuela, del grupo de Cali, envió 40 millones de dólares, en dos embarques, a México Si bien esto pudo haber sido para inversión económica, ellos suponen que se usó para corrupción política, para garantizar a Cali una posición superior, favorecida y protegida en el nuevo gobierno”
Una de las tesis centrales de Lupsha, que planteó en su ponencia de noviembre pasado y retoma en la entrevista con Proceso, es que el gobierno de su país se ha hecho de la vista gorda acerca de la penetración del narcotráfico en México
Lupsha también arremete contra los políticos conservadores norteamericanos que han sugerido que la crisis financiera de México fue provocada por el tráfico de drogas y el movimiento de dinero sucio
“Eso es no entender cómo piensa un narcotraficante mexicano”, afirma “Los narcos mexicanos son de lo más patrióticos No harían nada en contra de su país No estoy tratando de defenderlos sino de plantear un hecho objetivo Ellos no sacan su fortuna del país Están orgullosos de ser mexicanos Los mexicanos, a diferencia de los bolivianos, por ejemplo, compran hoteles y otros negocios en su país No creo que quisieran desestabilizar a México Los narcos son como cualquier hombres de negocios: Prefieren los países estables para invertir”.Lupsha dice que ese carácter de los capos mexicanos explica el giro que ha dado, a lo largo de los últimos años, el tráfico de cocaína “No crea que los colombianos pusieron parte del negocio en manos de los mexicanos nomás porque sí Hay una razón: Los colombianos trataron de trabajar por su cuenta en México, hacer ahí sus propias inversiones Pero no podían porque los mexicanos los detenían y los golpeaban Los convencieron, a la mala, de que el negocio en México lo harían los mexicanos Ahora todo está en manos de las organizaciones mexicanas García Abrego les ofreció que él podía poner la cocaína en donde quisieran en Estados Unidos y que él aceptaba los riesgos.
EL NARCO LLEGA AL PODER
“Pero más allá de quién tiene la razón —retoma— hay que preguntarse por qué Zedillo está siguiendo las políticas del gobierno anterior La privatización de los puertos, por ejemplo, sigue adelante Es fácil adivinar que los puertos, en manos privadas, van a ser un instrumento mucho más eficaz para que los narcotraficantes muevan sus cargas de cocaína y heroína”.
Mientras tanto, hace notar, Ernesto Zedillo sigue recibiendo el respaldo del gobierno estadunidense “Los temblores que han sacudido el sistema político mexicano en 1994 —escribió Lupsha con motivo de la conferencia de noviembre pasado—, que tienen hondas raíces en la estructura política y los estratos de la democracia autoritaria de México, parecen tener poca repercusión en Washington.
Basado en su ponencia en el Departamento de Estado, se explaya:
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