“Los consumidores europeos de cocaína se han duplicado en los últimos diez años: son actualmente 4 millones y la cifra seguirá creciendo”, advirtió la pasada semana en París, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, que preside además el Grupo de los Ocho (G8). Ministros del Interior y otros funcionarios de alto rango de 22 países firmaron horas después el borrador de un plan de acción contra el tráfico transatlántico de cocaína.
El tráfico de cocaína entre América Latina y Europa, vía África, crece. Las rutas y medios de transporte y ocultamiento del estupefaciente se sofistican y diversifican. Así que los encargados de combatir el narcotráfico aspiran a mejorar su cooperación marítima y de inteligencia, así como a crear un fondo de la ONU para financiar las operaciones antidrogas en los países en vías de desarrollo con los recursos confiscados a los narcotraficantes.
Pero aunque este “negocio” es también uno “de oferta y demanda”, el director del Observatorio Alemán de Drogas y Toxicomanías, Tim Pfeiffer-Gerschel, coincide con otros expertos consultados por Deutsche Welle: las sumas que se invierten en el mundo en la prevención o el tratamiento de adicciones son “triviales” comparadas con las dedicadas a reducir la oferta.
“La inversión en seguridad interna representa en Alemania un diez por ciento del total invertido contra el narcotráfico y la drogadicción, mientras como máximo un dos por ciento se invierte en salud”, señala, como ejemplo, Pfeiffer-Gerschel. Reforzar la seguridad es necesario y es realmente “la vía más cara, pero también la más tradicional”, coincide el analista del Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías (OEDT), Gregor Burkhart.
En el Reino Unido y España el consumo de este estupefaciente (cocaina) ha llegado a extenderse más que en Estados Unidos y Canadá, aseguran informes y expertos. Le siguen Italia y, en menor medida, Alemania y Francia. La cocaína –después del cannabis o marihuana– es la segunda droga ilegal más consumida en Europa (sobre todo occidental). Luego se ubican el éxtasis, las anfetaminas y por último los opiáceos (especialmente la heroína).
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