lunes, 23 de abril de 2012

La narcomáquina y el trabajo de la violencia: Apuntes para su decodificación (Revista e-misferica 8.2)

ROSSANA REGUILLO | ITESO (INSTITUTO TECNOLÓGICO DE ESTUDIOS SUPERIORES DE OCCIDENTE)

Cuando Leonardo Da Vinci da instrucciones para pintar una batalla,
hace hincapié en que los artistas tengan el coraje y la imaginación
para mostrar la guerra en todo su horror.
—Susan Sontag, Ante el dolor de los demás

Cuando a mediados del 2010, recibí la invitación de los editores de e-misférica para preparar un número sobre narcotráfico y violencia, como editora invitada, pensé durante varios días cuál debería ser el sentido, el encuadre y especialmente, el tipo de acercamiento a un fenómeno tan potente como desarticulador, tan abismático y al mismo tiempo, tan cotidiano. En aquellos días, en México se volvió más que evidente que la violencia y las ejecuciones brutales habían pasado a otra escala—me refiero a las masacres de jóvenes en Ciudad Juárez, Tepic, Tijuana y Ciudad de México y, de manera especial a las llamadas “narco-fosas” y el asesinato masivo de migrantes.

En la medida en que pensaba sobre el tema, venía de manera recurrente a mi cabeza una poderosa frase de Michael Löwy, que había leído un par de años antes: “el dispositivo no existe ahí para ejecutar al hombre, sino que éste está precisamente ahí por el dispositivo, para proveer un cuerpo sobre el cual pueda escribir su obra maestra estética, su registro ilustrado sangriento lleno de florilegios y adornos. El propio oficial no es más que un criado de la Máquina.” (41) Fue esta clave la que me posibilitó elaborar la propuesta de la narcomáquina como eje vertebrador del número de la revista y, desde luego, de mi propio acercamiento que desarrollo aquí. Siguiendo la cita de Löwy, se puede decir que tratándose de la violencia vinculada al narcotráfico, la máquina precede a sus criados.


ROSSANA REGUILLO

Así, lo que me interesa discutir es lo que voy a llamar el “trabajo de la violencia”, siguiendo de algún modo las elaboraciones de Hannah Arendt sobre los campos de exterminio nazi en Los orígenes del totalitarismo (1987), en los que la autora ilumina una zona fundamental para comprender este horror. También me baso en las estremecedoras reflexiones de Primo Levi, sobreviviente de Aushwitz, en Los hundidos y en los salvados (2002), en torno a la producción de cuerpos para el sacrificio que suponen un fino y sistemático trabajo de disolución de la persona, una reducción paulatina pero brutal a una condición no humana que autoriza los más extremos “ejercicios” de sometimiento, tortura y control sobre el cuerpo otro.

El trabajo de la violencia vinculado a la máquina narco, se asemeja al descrito por Levi en la Alemania Nazi en dos dimensiones, cuya profundidad (y perversidad), resultan difíciles de abordar y, se distingue o diferencia en una cuestión que resulta crucial para calibrar el poder de la máquina narco.

Como primera semejanza, los cuerpos desmembrados que el narco (así en singular como se dice en México), deja tirados diariamente por la geografía nacional, pierden su singularidad, al igual que con los prisioneros del campo de exterminio. Ya no se trata de María, Pedro o Juan, sino cuerpos anónimos que entonces se revisten de una dimensión ontológica en tres sentidos: se convierten en unidades de sentido común (cuerpos rotos, desarticulados); se transforman en universales (los ejecutados del narco, los muertos de la guerra, los daños colaterales); son cuerpos transformados –por el trabajo de la violencia-, en entidades abstractas (encajuelados, decapitados, encobijados). La disolución de la persona es el primer trabajo exitoso de la máquina.

Para colocar la segunda semejanza, apelo al extraordinario libro de Adriana Cavarero, cuando al discutir el problema del “inerme”, ella dice “el cuerpo muerto en tanto que masacrado, es sólo un residuo de la escena de la tortura” (2009, 60). Así, al igual que en los campos de exterminio, las fosas posteriormente descubiertas y los cadáveres vivientes de los prisioneros, los cuerpos masacrados por la narcoviolencia (en México), operan como índices “degenerados” (Eco 1992), de la máquina y su trabajo. Los cuerpos son residuos de una escena anterior a la que ya no tenemos acceso, como bien apunta Cavarero, son especialmente índices de un poder previo al que no podemos acceder por la experiencia inmediata. En este nivel, encuentro especialmente útil la teoría perciana sobre el papel “instructivo” del índice, que intentaré desarrollar más adelante a través de la noción de violencia expresiva con la que he venido trabajando varios años.1

La tercera relación, en este caso, de diferencia, estriba en la ubicación y en la localización. Mientras el poder nazi, instala edificaciones y sus criados son claramente percibibles y sostiene una localización para la realización de su trabajo de violencia, el narco se deslocaliza, su poder apela justamente a la dimensión más densa del sentido de la máquina: su ubicuidad ilocalizable, que actúa de manera silenciosa pero eficaz: su presencia es fantasmagórica. La máquina narco es un fantasma. Su dominio deriva de ocupar un espacio insimbolizable (en el sentido freudiano) deslocalizado, que apela y despierta las más profundas fisuras entre lo que concebimos como real y los temores que se dislocan. La imposibilidad de la simbolización trabaja en el imaginario, en la obturación de cualquier posibilidad de significación. La máquina narco es ubicua, elusiva, fantasmagórica y permanece ahí, por más que aparezcan y sean –momentáneamente- sometidos, sus criados.

Así, una primera aproximación a la máquina, permite aislar—para el análisis—tres niveles: la disolución de la persona (transmutada en cuerpo desmembrado); el cuerpo roto que actúa como índice de una escena y de un poder previo y, su presencia fantasmagórica.

Fisuras

A estas alturas de lo que se conoce en México como “la guerra contra el narco”2, resulta imposible cualquier intento serio por documentar de manera precisa y cierta el número de muertas y muertos que se acumulan cotidianamente como testimonio del “horrorismo” (Cavarero, Op. Cit.). ¿Cuarenta mil?, ¿Cincuenta mil? O, ¿Sesenta y dos mil?, como rezaba una manta en una de las últimas marchas contra la violencia en México, una más en lo que va del sexenio de Felipe Calderón. ¿Es la cantidad de muertos que nadie puede ya contar, porque los cuerpos quedan tirados en caminos imposibles, lo que otorga a esta violencia su dimensión más importante? Indudablemente los datos son centrales, los que logramos articular por fuera de las cifras oficiales, los que aparecen de vez en vez en la boca de funcionarios desprevenidos, los que se cuelan en el llamado “ejecutómetro”3. Pero el dato buscado como un gesto desesperado por acceder a un mínimo nivel de inteligibilidad, no logra atrapar lo sustantivo: el trabajo de la violencia de la máquina.

El escalofrío epistemológico que produce el horror de los cuerpos que se acumulan como evidencia del fracaso de una política que no alcanzó a constituirse como tal, la de Felipe Calderón, se deriva, de la incapacidad del pensamiento que piensa las violencias, de situarse en la interface entre lo singular y lo universal (en una dimensión ontológica), de estos cuerpos que, por entregas, van poblando el mapa de una geografía colapsada por el terror propagado (de Cherán a Ciudad Mier; de Culiacán a Ciudad Juárez; de Monterrey a Guadalajara).

Contamos muertos, pero el gesto es inútil porque no se logra reponer humanidad, ni zurcir la rotura que la máquina produce tras su paso. La violencia es unidireccional, no hay violencia recíproca en virtud de la condición fantasmagórica de la máquina.


MARIANA HERNÁNDEZ LEÓN

Entre septiembre y octubre del 2011, a los horrores de las llamadas “narco-fosas” (Turati 2011), al espanto de los cuerpos arrojados a la vía pública en Veracruz, se sumó el horror de los cuerpos de dos jóvenes torturados y luego colgados en un puente en Nuevo Laredo Tamaulipas (ella como si fuera ganado, él sostenido de sus dos brazos) y, dos semanas después, la “aparición” del cuerpo desmembrado de una periodista y su cabeza colocada en una maceta en performance macabra, acompañada de un teclado, un mouse, audífonos y altavoces. Estos dos últimos “casos”, implicaron la advertencia explícita de que eso “les pasa” por usar las redes sociales e internet para divulgar noticias o información que compromete las actividades del crimen organizado.

Frente a estas violencias, el lenguaje naufraga, se agota en el mismo acto de tratar de producir una explicación, una razón; las violencias en el país hacen colapsar nuestros sistemas interpretativos pero al mismo tiempo, estos cuerpos rotos, vulnerados, violentados, destrozados con saña, se convierten en un mensaje claro: acallar y someter. Silencio y control que, desde la violencia total, avanzan en el territorio mexicano sin contención alguna.

La máquina se especializa en la producción de fisuras, tanto aquella que separa las capas de una misma herida (cuerpos de narcomenudistas, ayudantes, vigilantes, socios ahora castigados), como aquella que separa las heridas superpuestas (cuerpos de civiles inocentes, “daños colaterales” que alimentan la voracidad de la máquina).

En el Casino Royale en la ciudad de Monterrey, en agosto de 2011, un comando de sicarios4, prendió fuego a las instalaciones, el resultado sumó más de 50 muertos y un sin fin de preguntas y miedos desatados en la que había sido (antes de la llegada de la “máquina”), la ciudad más próspera de México. No hubo, no ha habido posibilidad de ubicar el atentado en un marco medianamente inteligible: fisura de la narcomáquina.

En el mes de octubre del 2011 se hizo público que en Boca del Río en Veracruz, “aparecieron” por lo menos 35 cuerpos en la calle. Con señales de tortura, apilados, los cuerpos de Veracruz, reactivaron la discusión sobre la eficacia de la máquina narco y de la indefensión ciudadana. Las imágenes son brutales pero, en el intento de resistir el vértigo de lo espeluznante, quiero apelar aquí a las capas “geológicas” a las que interpela la fisura.

La imagen es clara y no por ello nítida, en un camino, calle, glorieta carretera, un “grupo” de cuerpos tanto esparcidos como apiñados al interior de camionetas fúnebres, como en un campo de exterminio ambulante, develan el horror: el poder la máquina se auto-autoriza para escalar un nivel: descargar el espanto en el camino, sin apelar a ningún otro mensaje. El acto de entrega es formalmente afásico, pero simbólicamente, total.

Violencias expresivas

Cuando empecé a estudiar la violencia (en singular), me pareció que ese “singular”, subsumía en un mismo anclaje y espacio analítico un conjunto de formas violentas cuya variabilidad, modos de operación, consecuencias no cabían en un sola expresión; empecé a hablar de violencias (en plural), lo que me obligó a elaborar una tipología que sin bien no agota el espectro de las violencias posibles, me permitió avanzar en la comprensión de su multidimensionalidad. No voy a desarrollar aquí, el esquema que propuse, simplemente voy a enumerar las cuatro formas de violencia que logré aislar con fines analíticos:

(a) La estructural: que nombra las violencias vinculadas a las consecuencias y efectos de los sistemas (económicos, políticos, culturales), que operan sobre aquellos cuerpos considerados “excedentes”, pobres y grupos excluidos, principalmente.
  
(b) La histórica: la violencia que golpea a los grupos considerados “anómalos”, salvajes, inferiores (mujeres, indígenas, negros) y que hunde sus raíces en una especie de justificación de larga data.

(c) La disciplinante: aquella que pretende nombrar las formas de violencia que se ejercen para someter, mediante el castigo ejemplar, a las y los otros (pienso en los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez o, en el asesinato selectivo de jóvenes de los sectores populares en Brasil).

(d) La difusa: aquella violencia “gaseosa” cuyo origen no es posible atribuir más que a entes fantasmagóricos (el narco, el terrorismo), y que resulta casi imposible de prever porque no sigue un patrón inteligible.
Todas estas formas de violencia, suelen presentarse de manera combinada, pero de cara a una comprensión más fina, resulta útil mantener atado el análisis a sus diferentes lógicas, orígenes y formas de operación.

La narcomáquina se sirve de estas cuatro formas de violencia y las combina de maneras intercambiables, como si fuera un “lego”, empalmando piezas sociopolíticas y culturales para producir efectos diferenciados. Sin embargo, la máquina acude principalmente a la violencia disciplinante y a la difusa. Su caligrafía brutal se inscribe en la producción de control y sometimiento y se parapeta en su inasibilidad; como ya señalé, los cuerpos disciplinados mediante el trabajo de la violencia, actúan como índices de su poder.

Considero que no basta con estos cuatro elementos y sus combinaciones para una aproximación a las violencias de la máquina. Por ello, propuse una distinción más, que se desprende de las cuatro formas anteriores: la violencia utilitaria y la violencia expresiva5.


TANIA GONZÁLEZ SURO

Aunque no se trata de formas antagónicas ni excluyentes, a partir de los análisis que he venido desarrollando, considero que la narcomáquina ha ido incrementando su acción expresiva, es decir, el ejercicio de aquellas violencias cuyo sentido parece centrado en la exhibición de un poder total e incuestionable que apela a las más brutales y al mismo tiempo sofisticadas formas de violencia sobre el cuerpo ya despojado de su humanidad (los decapitados, los colgados en los puentes, los cuerpos desmembrados y tirados en la calle), en detrimento de la violencia utilitaria, cuyos fines son legibles o aprehensibles para la experiencia (te mato para robarte, te aniquilo porque tu presencia estorba mis planes, etc., la muerte del otro es suficiente).

La violencia expresiva, es sin duda, precedida de un complejo sistema de persecución de “ganancia”, pero ésta permanece oculta, cifrada, escondida como elemento residual en el “mensaje” que se entrega a través de los miles y miles de cuerpos rotos que se acumulan en la llamada “guerra contra el narco”. De una manera radical y citando a Sontag (2010), estos mensajes encriptados en el espacio de un cuerpo finito y ya roto para siempre, pueden ser leídos como memento mori (“recuerda que morirás”) y, morirás tres veces: la de tu suplicio (la tortura previa que es casi siempre imaginable), la de tu muerte y, tu muerte convertida en dato mediático (por ejemplo, cinco cabezas fueron encontradas frente a la Procuraduría de Justicia). La cadena significativa de las violencias expresivas no podrían ser más elocuente, en un pasaje por tres estadios, la muerte total es expresión pura, ya no importan aquí los fines y la ganancia pasa a segundo plano, lo relevante es la exhibición de la narcomáquina como un repertorio infinito e inevitable.

En esta infinitud e inevitabilidad radica el poder de las violencias expresivas, los cuerpos están al servicio de la máquina, incluso, sus criados, como bien lo expresa Löwy.

Servir a la máquina: la lengua

Cuando realicé las primeras notas para este ensayo, consideré que un título pertinente podía ser el “narcoñol, la lengua como dispositivo de la narcomáquina”. La complejidad y las múltiples aristas del fenómeno, me llevaron a considerar que el narcoñol, como quisiera llamar a las hablas que se derivan del narco, es más bien un apéndice, es decir, un complemento de la narcomáquina y no su epicentro.


MARIANA HERNÁNDEZ LEÓN

Arribé a esta formulación de la mano—otra vez—de Primo Levi. Al leer y profundizar en sus libros sobre los campos de exterminio nazi y su propia experiencia como sobreviviente, me pareció que una clave importante era el habla del campo de concentración (del lager, como se lo denomina). El habla configuraba (y ordenaba) la experiencia de la violencia: por ejemplo, la figura del “musulmán”, aludía a esos hombres ya sometidos, “peleles, sórdidos”, entregados ya a su destino trágico y en vías de su propia disolución humana (Levi, 2002). El “musulmán”, guardia, testigo, sobreviviente, cómplice incluso de su propia tragedia, es la producción más terrible del trabajo de la violencia y la aparición de una lengua intermedia, balbuceante, que intenta nombrar con las categorías a mano la abyección, la indignidad, el dolor (que sea la figura del “musulmán” en los campos de concentración nazis, la que centre el espacio reflexivo de la abyección, es un tema que no abordaré aquí, pero que merece, sin duda, un análisis de fondo).

Me interesa especialmente la formulación de Levi, cuando señala que se da cuenta de que la lengua, “su lengua”, no dispone de las palabras que se necesitan para nombrar “la destrucción del hombre”. (39)

Bajo esta hipótesis, me parece que la emergencia de un cada vez más nutrido y sofisticado “narcoñol” se explica por si misma. Cuando la violencia avanza como lengua franca (Segato 2004), requiere encontrar palabras, términos, modos, metáforas para decirse a sí misma (con la colaboración de los medios de comunicación). El narcoñol, es entonces un ejercicio que pretende producir una cierta inteligibilidad sobre las lógicas, modos, estrategias, valores, figuras y especialmente, impactos de la máquina narco.

No es este el espacio para intentar el análisis de una genealogía de las hablas vinculadas al narco. Sin embargo, es posible aislar algunos campos semánticos que posibilitan calibrar sus impactos en el lenguaje, asumiendo que éste es clave para la producción de lo social. Apelo a continuación al símbolo popularizado por Twitter y los llamados “hashtag” que se encabezan con el símbolo #; que sirven, en la conversación colectiva, tanto para ponderar el impacto de un tema como para orientar y centrar una discusión.

Los campos semánticos que quiero discutir aquí son tres:

#cuerposrotos

En esta “etiqueta” aludo a las formas en que en el castellano en México (pero pienso también en el parlache colombiano), se han nombrado, bautizado a los cadáveres, asesinados y muertos en las violencias espirales de la narcomáquina.

Ejecutados (nombre genérico para todos los muertos de y por la máquina); ahorcados (modalidad en la ejecución, alude a un final específico pero ambiguo); colgados (modalidad en la ejecución, principalmente vista en el norte), decapitados (modalidad, nombra de manera fantasmagórica los hallazgos de cuerpos incompletos); encajuelados (cadáveres que “aparecen” en las cajuelas de autos abandonados); deslenguados (cuerpos a los que se les ha arrebatado el habla); encobijados (cuerpos que se “entregan”—paradójicamente—en cobijas o mantas que deberían servirían para proteger6; entambados (cuerpos que “aparecen” o no aparecen porque han sido disueltos en ácido); embolsados (cuerpos que se “entregan” en bolsas negras, para basura); las hieleras (cabezas que se encuentran en recipientes o “cajas” para almacenar hielo). Y así podría seguir el inventario de palabras que sirven hoy para nombrar el complejo y escalofriante ejercicio de la narcomáquina sobre los cuerpos.

#prácticasycultura

Sin duda, una de las mayores “contribuciones” de la máquina en diálogo tenso con la sociedad, es el uso del prefijo “narco” a un conjunto tan amplio como disperso de prácticas, productos y concreciones de la cultura.

Quizás, el uso más antiguo se remonta a los narcocorridos (así, sin guión), como sustantivo emergente para denominar un género musical que narra los avatares de la máquina; pero junto a éste, aparecen palabras ya estabilizadas en el habla común de México: narcoarquitectura (término que alude a un estilo que se reconoce como propio de la máquina para hacerse presente en el espacio); narcoEstado (que alude de formas diversas a la capacidad de penetración de la máquina en el Estado); o bien la narcocultura, como una palabra ya del dominio popular para nombrar (sin nombrar), los impactos de la máquina en la vida cotidiana de la sociedad.

Aunque resulte difícil documentar de manera precisa el dato, se habla en México, del “Culiacán Tardío” o, del “Miami Temprano”, para aludir a ciertas configuraciones arquitectónicas. La ropa, los accesorios, las pistolas de oro adornadas con diamantes, relicarios, escapularios, santos, autos, conforman lo que se reconoce como la narcocultura.

#laguerralajerga

Uno de los campos más complejos del “narcoñol” es sin duda, la guerra y sus derivas. Puesto a flotar por el actual presidente de México, Felipe Calderón, la guerra contra el narco, ha generado una “lengua” tan espeluznante como popular.

La expresión central en este nivel de hablas es la de “daños colaterales”. Se alude, siguiendo la terminología de las guerras convencionales a los impactos “no buscados”, sobre el cuerpo del inerme, sobre la víctima inocente o propiciatoria. Pero este narcoñol, esta plagado de tropos: trabajo de inteligencia, sospechosos, “se dijo”, “se sabe”, “estaba vinculado a”.

Las combinatorias y sus posibilidades son, en este nivel, infinitas. Por lo que me limitaré a señalar que el narcoñol de #laguerra, avanza fortaleciéndose de dos elementos claves: la figura del enemigo total (por lo que no importan los llamados “daños colaterales”) y, el colapso en nuestros sistemas interpretativos que termina por producir “muertos buenos” y “muertos malos”, en una dicotomía demencial. Cuando faltan las palabras para llamar o nombrar a la muerte inútil, excedente, brutal, la jerga es un instrumento pertinente tanto para los poderes oficiales como para la narcomáquina. Mientras los cuerpos no trascienden la categoría de “daños colaterales”, es posible instaurar una lengua que obture su emergencia como evidencia los límites de la barbarie. “Daños colaterales” es el índice, en este caso oficial, que equivale al de cuerpo roto

Contra máquina

En un sentido laxo de la dialéctica se puede afirmar que al poder de toda máquina se opone una contra máquina7. Bajo los planteamientos que aquí he intentado esbozar, una posibilidad sería ubicar a la contra máquina en la zona del estado y sus o las instituciones. Lamentablemente, la corrupción, la impunidad, la suma de estrategias fallidas y una política centrada en la militarización del territorio, del gobierno actual, no permiten derivar que la contra máquina provenga de las instituciones del Estado.

Entonces, el planteamiento aquí es que la contra máquina, por el poder fantasmagórico y radicalmente disciplinante de la máquina, no puede venir más que de la sociedad, de los ciudadanos que en sus múltiples roles (activistas, artistas, periodistas, cronistas, profesores, padres, madres, estudiantes, críticos).


ROSSANA REGUILLO

Entiendo por contra máquina (en el contexto del trabajo de la violencia del narcotráfico), al conjunto de dispositivos frágiles, intermitentes, expresivos y fragmentados, que la sociedad despliega para resistir, visibilizar o sustraer poder a la narcomáquina. Si como apunta Deleuze (1999) “es sencillo buscar correspondencias entre tipos de sociedad y tipos de máquinas, no porque las máquinas sean determinantes, sino porque expresan las formaciones sociales que las han originado y que las utilizan”, propongo que en tanto dispositivos de “respuesta”, la contra máquina abreva en los saberes de las distintas formaciones sociales (la colombiana, frente al poder de los “mágicos” como se llamaba a los grandes señores de la droga; o la formación mexicana, de cara al poder indudable de los capos, por ejemplo) y, por otro lado, navega en busca de formas o alternativas en el espacio-tiempo que abre la narcomáquina para explorar horizontes de respuestas posibles.

Así parafraseando a Raymond Williams (1982), podría decirse que hay contra máquinas “residuales”, aquellas que operan con los saberes a la mano (marchas, creación de organismos y asociaciones no gubernamentales, desplegados de prensa, plantones) y, “emergentes”, aquellas que operan en un espacio/tiempo distinto y que apelan a la movilización de información y expresividad performativa y de viralización para minar el piso en el que se asienta la máquina (principalmente los sitios de internet, los blogs, o, las performances intrusivas en el espacio público, entre otras). Desde luego puede haber formas mixtas o combinadas en los dispositivos de la contra máquina.

Por razones de espacio voy a centrarme en dos casos o ejemplos:

(a) El portal Nuestra Aparente Rendición, fundado en octubre de 2010, por la escritora Lolita Bosch. Se trata de un dispositivo emergente y articulador de distintos mecanismos sociales de respuesta; es en este sentido un dispositivo de dispositivos. Su contribución indudable a la visibilización y discusión abierta en torno al narcotráfico en México (principalmente), radica en su capacidad para moverse en diferentes planos y registros: del ensayo sociohistórico y político, a la crónica puntual de un acontecimiento en una pequeña localidad; de la palabra a la imagen; de la imagen fija a la imagen en movimiento; de la denuncia a la demanda de justicia; de las movilizaciones en México a sus réplicas en el mundo. Los múltiples registros de Nuestra Aparente rendición, apelan fundamentalmente a volver visible el trabajo de la violencia a través de la restitución o reposición de lo que la máquina borra de manera perversa: la disolución del cuerpo individual. Como dice Sontag, a propósito de una frase de Virginia Woolf, “sobre unas fotografías que mostraban el cadáver de un hombre o mujer tan mutilado, el cual bien habría podido ser el de un cerdo muerto, su punto es que la dimensión homicida de la guerra destruye lo que identifica a la gente como individuos, incluso como seres humanos” (2010, 57).

El trabajo de NAR emerge como una forma de respuesta y movilización activa frente a la máquina y las consecuencias fatales de la llamada “guerra contra el narco”, activa sentidos críticos, coloca a sus “lectores, videntes, visitantes, colaboradores en una posición de reflexividad, hace posible que la naturalización común de las violencias choque con el cuestionamiento de fondo.

(b) La crónica en dos niveles, como narrativa del periodismo de investigación y cómo fotoperiodismo. En un artículo que escribí en el 2000 a propósito de la emergencia de la crónica como forma narrativa epocal, dije: “La crónica, en femenino, relación ordenada de los hechos; y en masculino, lo crónico, como enfermedad larga y habitual, se instaura hoy como forma de relato, para contar aquello que no se deja encerrar en los marcos asépticos de un género. ¿Será más bien que el acontecimiento instaura sus propias reglas, sus propias formas de dejarse contar?”
 
Narrar la muerte, la violencia, el “horrorismo” en palabras de Cavarero, exige acudir a lo que en aquel entonces llamé “una escritura a la intemperie”. Pienso aquí en el trabajo de tres periodistas/cronistas, cuyo trabajo sostenido en el tiempo y avalado por un trabajo en el terreno, ha iluminado zonas confusas y normalmente invisibles en los medios de comunicación convencionales: Cristián Alarcón, que desde Argentina ha sabido tejer lazos y complicidades con los periodistas y académicos que trabajamos en torno a las violencias, pero cuyo trabajo como cronista en el extremo se ocupa de esa zona en la que el contexto y el victimario o delincuente, desestabilizan –por decir lo menos-, la tendencia a ubicar en la monstruosidad total a los “criados” de la máquina; Alarcón hace posible que exploremos calles, casas, conversaciones, modos en los que de manera cotidiana la máquina avanza sobre la producción de una cierta subjetivad, funcional a sus objetivos.

De manera notable, el trabajo de la periodista Marcela Turati, cuya capacidad de hacer hablar a las víctimas sin reducirlas a una condición inerme, trae al centro de la escena esa escena posterior: la desolación y destrucción total que la máquina deja tras su paso. La producción en serie no sólo de cuerpos rotos, sino de ciudadanos que en el epicentro del horror son aún capaces de narrar y, por lo tanto, de vivir.

Y, el trabajo de Diego Osorno, cuya preocupación nodal ha sido la de dotar de inteligibilidad los entresijos del poder en los espacios que la máquina moviliza. Osorno ha sabido, como nadie, colocar las preguntas pertinentes, ir de lo estructural al relato subjetivo; moverse en un terreno minado en el que cada frase, figura o acontecimiento, se articulan a una interrogación vital: el tejido complejo, oscuro, fatal que la máquina teje en su devenir poder total.
Es mucho lo que puede decirse de la contra máquina, considero que es un tema que nos interpela a todos y que exige el mejor de nuestros esfuerzos analíticos, aquí sólo trato unos pocos ejemplos de las formas en que “la gente” ha logrado producir un dispositivo de respuesta al poder casi total de la máquina, proponiendo espacios, lenguajes, modos de una intelección que ayuda a calibrar nuestros precarios instrumentos para descifrar un poder que se asienta en el trabajo de la violencia y en la producción sistemática de horror.

Quedan por nombrar el trabajo de los fotoperiodistas, como el de Fernando Brito (que forma parte fundamental de esta revista), cuya potencia radica en su capacidad de resistir dos tentaciones cuando se trata de la violencia de la máquina: una estetización del horror que termina por borrar sus anclajes estructurales y, de otro lado, la evitación de una “pornografía” en la exhibición de cuerpos rotos. Brito, se coloca en el justo lugar de un testigo que se con-duele y que es al mismo tiempo lo suficientemente templado para “estar ahí”, diría Geertz (1988) y revelar-nos la caligrafía de la máquina en una secuencia temporal que ahonda en la sistematicidad del aparato guerrerista de la máquina.

Quedan por reflexionar, las performances que desde propuestas artísticas o activistas, señalan, apuntan que hay un contra poder que es capaz de resistir el vértigo de la violencia total. Pienso, especialmente en el trabajo de Violeta Luna, que los lectores de e-misférica podrán ver y calibrar.

En su fragilidad, intermitencia y expresividad, los dispositivos de la contra máquina, que de manera residual o emergente, están ahí como espacios, narrativas, imágenes y prácticas, cuyo objetivo es el de evidenciar el poder de la máquina y socavar el piso de su capacidad de operación

Fugas

Para Deleuze (Op. Cit), la tarea del pensamiento crítico es el de detectar y reforzar las líneas de fuga (aquellos espacios que se escapan al poder la narcomáquina, en este caso), que puedan conducir a nuevos espacios-tiempos. Ante una máquina que ha bloqueado la singularidad de lo humano y que se ha esforzado, con éxito y con la colaboración de los medios de comunicación, en producir en una misma frecuencia, un tono normalizado en el que los cuerpos de los inermes queden abandonados a la matemática siniestra o la acumulación de datos estadísticos, lo contra-maquínico radica en la posibilidad de ubicar y potenciar las “líneas de fuga” que se presentan o “cuáles se pueden construir, por dónde puede abrirse paso lo inesperado, el acontecimiento, el ‘devenir revolucionario’ que produzca una transformación”, dirá Deleuze.

Si el trabajo de la violencia de la narcomáquina consiste –centralmente- en la disolución de lo humano, la línea de fuga, radica en nuestra capacidad intelectual, crítica, artística, periodística, ciudadana de levantar, hacer visible, enfatizar el crimen ontológico, aquel que borra la singularidad en pos de su ganancia cifrada.

Nueva York
Noviembre, 2011

Rossana Reguillo es Doctora en Ciencias Sociales con especialidad en Antropología Social, por el CIESAS. Investigadora Nacional SNI (Sistema Nacional de Investigadores, nivel III) y miembro de la Academia Mexicana de las Ciencias. Es Profesora-investigadora en el  Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO. Sus líneas de investigación son: jóvenes y culturas urbanas; construcción social del miedo y política de las emociones; trabaja los aspectos culturales del narcotráfico y la violencia. Entre sus libros publicados están Horizontes Fragmentados. Comunicación, cultura, pospolítica. El (des)orden global y sus figuras. Guadalajara, ITESO (2005) y el más reciente Los jóvenes en México (coord.). México: FCE/CONACULTA (2010). Profesora invitada en NYU, donde ha sido titular de la Cátedra Andrés Bello en Cultura y Civilización en América Latina (otoño 2011).

Notas
1 En la teoría lingüística de Peirce, se distingue entre índice, ícono y símbolo. Con respecto al índice, dice: “Un índice o sema es un representamen cuyo carácter representativo consiste en que es un segundo individual. Si la segundidad (es decir, el referente) es una relación existencial, el índice es genuino. Si la segundidad es una referencia (como es el caso que nos ocupa, “el narco” como entidad abstracta), el índice es degenerado. (Y lo que es más importante:) Algunos índices son instrucciones más o menos detalladas de lo que el oyente ha de hacer para ponerse en conexión experiencial directa o en otra conexión con la cosa significada”. Los paréntesis son míos. Ver Eco, 1992.


2 La guerra contra el narco, declarada por el Presidente Calderón a principios de su sexenio, en 2006, consistió básicamente en: sacar al Ejército a las calles, es decir militarizar las tareas de combate al narcotráfico; y, un aumento al gasto en seguridad. Sugiero al lector interesado que para una comprensión de fondo sobre esto, consulte los artículos del especialista Eduardo Buscaglia.

3 El “ejecutómetro” es un contador diario de los muertos en el país. De uso común entre los periodistas (El diario Reforma, tiene una sección titulada así), pasó a ser parte de las hablas populares. Como si fuera el reporte del tiempo, “hoy amanecimos a 72 muertos”.

4 La noticia sobre el incendio intencionado del Casino Royale en Monterrey (http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/b969338e9136051cf54e4a5225248d48), me hizo pensar en la emergencia de un verbo que detecté a principios de 2009 en una entrevista realizada a una joven que había estado vinculada al Cartel de Tijuana. Ella me dijo: “mi hermano aprendió a sicariar”, desde bien chavito.

5 Ver, Reguillo (2005), esta elaboración debe mucho al trabajo excepcional de la antropóloga Rita Segato y en diálogo con ella y su investigación, es que pude arribar a esta propuesta (2004).

6 En 2006, la artista Teresa Margolles, exhibió en distintos espacios museográficos su polémica obra “Encobijados”, utilizando para su instalación cobijas reales y ensangrentadas utilizadas por el narco para envolver cadáveres.

7 Debo esta formulación a Marcial Godoy, durante una de las muchas reuniones editoriales para la publicación de este número. El me hizo ver la importancia central de las expresiones de resistencia ciudadana—por más desarticuladas que puedan parecer—para enfrentar el poder la narcomáquina. Intento aquí elaborar un concepto intermedio, a partir de sus sugerencias, con el convencimiento de que es necesario seguir elaborando.

Obras citadas
Alarcón, Cristian. 2011. Si me querés, quereme transa. Buenos Aires: Editorial Norma.

_________. 2003. Cuando me muera quiero que me toquen cumbia: Vida de pibes chorros. Buenos Aires: Editorial Norma.

Arendt, Hanaah. 1987. Los orígenes del totalitarismo. Madrid: Alianza Editorial.

Cavarero, Adriana. 2009. Horrorismo: Nombrando la violencia contemporánea. México: Anthropos/UAM-I.

Deleuze, Gilles. 1999. Conversaciones 1972-1990. Ver el último capítulo: “Post-scriptum sobre las sociedades de control”. Madrid: Pre-Textos.

Eco, Umberto. 1992. Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.

Geertz, Clifford. 1988. La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa.

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Löwy, Michael. 2003. “Las formas modernas de la barbarie”. En Metapolítica 7, no. 28: 38-46.

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_________. 2000. “Textos Fronterizos: La crónica: una escritura a la intemperie.” En Día-logos de la comunicación 58, Lima, FELAFACS. Una versión en inglés: “Border(line) Texts: The Chronicle, Writing in the Open”, puede leerse en The Contemporary Mexican Chronicle Theoretical Perspectives on the Liminal Genre. Ignacio Corona y Beth Jörgensen (eds). Albany: SUNY Press.

Segato, Rita Laura. 2004. “Territorio, soberanía y crímenes de segundo Estado: la escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez”. En Ciudad Juárez: De este lado del puente. México: Instituto Nacional de las Mujeres / Epikeia / Nuestras Hijas de Regreso a Casa. También disponible en: http://www.unb.br/ics/dan/Serie362empdf.pdf

Sontag, Susan. 2010. Ante el dolor de los demás. España: Debolsillo.

Turati, Marcela. 2011. Fuego Cruzado: Las víctimas atrapadas en la guerra del narco. México: Grijalbo.

Williams, Raymond. 1982. Cultura: Sociología de la comunicación y el arte. Barcelona: Paidós.

Denuncia Toledo amenaza de “Los Zetas” (Milenio 23 de abril 2012)

Oaxaca • El pintor oaxaqueño Francisco Toledo denunció hoy haber sido amenazado de muerte por parte de la banda criminal de “Los Zetas”, a través de un correo electrónico.
En conferencia de prensa, el artista informó que presentó una denuncia ante la delegación estatal de la Procuraduría General de la Republica (PGR) por estos hechos y que personal de la institución le ofrecen resguardo.
Toledo mencionó que la carta le llegó a la dirección de correo del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, con los remitentes richard_murray001@msn.com y attorney_ali@msn.com en nombre de los “mata zetas”.
El artista plástico se solidarizó con los sacerdotes Alejandro Solalinde y Wilfrido Mayrén Peláez, quienes también han recibido amenazas en las últimas semanas.
Toledo denunció que recientemente fue amenazado por un supuesto simpatizante del PAN, quien pidió asesinar al artista plástico por oponerse a la obra del distribuidor vial en Oaxaca.
El procurador de justicia de Oaxaca, Manuel de Jesús López López, reconoció que se investiga la presunta denuncia que recibió el artista plástico, Francisco Toledo, por desconocidos que lo amenazan de muerte haciéndose pasar como presuntos integrantes de la banda de “Los Zetas”.
En conferencia de prensa dijo que se investiga el contenido de las denuncias, así como su forma, evidenciando que tal vez que quienes intimidan al artista plástico podrían estarse haciéndose pasar por integrantes de bandas criminales.
Sin embargo aclaró que no se descarta ninguna línea de investigación y la indagatoria que se trabaja en coordinación con la Procuraduría General de la Republica, quien tienen en su poder un legajo de la averiguación,
Afirmó que se han iniciado averiguaciones previas respecto a las amenazas e intimidaciones que han denunciado los padres Alejandro Solalinde y Wilfrido Mayrén Peláez, además de la activista Elba Cruz. Indico que se les ha ofrecido el apoyo y medidas cautelares para salvaguardar su integridad.
La carta que mostró Francisco Toledo
“Tu amigo te quiere muerto por todos los medios, ‘Los Zetas’ se han pagado por su amigo para asesinarlo en cualquier momento a partir de ahora, su amigo ya ha gastado mucho dinero en esto y el contrato se firmó finalmente ayer y he sido designado para guiar a nuestros miembros a matar.
Tenemos su nombre, fotos, dirección y otra información necesaria que necesitamos para remontar en cualquier momento, te estamos viendo en cada minuto del día.
La razón por la cual tu amigo te quiere muerto no fue revelada para mí, pero yo estaba autorizado, porque “Los Zetas” le asesinan en cualquier momento a partir de ahora.
Usted puede tener sólo una oportunidad de vivir de nuevo sólo si puedes escucharme y seguir mis instrucciones y ponerse en contacto conmigo, no más tarde de 24 horas.
Tómelo en serio ni lo tome como un juego de niños, antes de saber lo que estoy diciendo ahora que podría ser demasiado tarde.
Ni siquiera pensar en ponerse en contacto con la policía o contarle a nadie acerca de esto porque vamos a saber, cualquier intento de este tipo no le ayudará, pero sólo nos empujan a matar sin ningún tipo de opción y también se incluyen los miembros de la familia.
Las llamadas telefónicas se han monitoreado.
Repito, usted puede tener sólo una oportunidad de vivir de nuevo sólo si usted puede seguir instrucciones y ponerse en contacto conmigo, no más tarde que 24 horas.
Puede ponerse en contacto conmigo a través de mi dirección de correo electrónico para obtener instrucciones”.

jueves, 19 de abril de 2012

Comunicado del Ejército Popular Revolucionario (EPR), sobre la situación en Veracruz (CEDEMA: 17/04/2012)

AL PUEBLO DE MÉXICO
A LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES DE DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS NACIONALES E INTERNACIONALES
A LAS ORGANIZACIONES POPULARES, POLÍTICAS Y REVOLUCIONARIAS

¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!

En cumplimiento de las recientes determinaciones políticas-ideológicas de nuestras máximas instancias de dirección política-militar: Buró Político, Comité Central y Comandancia General, el Comité Estatal de Veracruz de nuestro partido (PDPR) y la comandancia de zona de nuestro ejército (EPR) nuevamente hacemos acto de presencia escrita, mediante el planteamiento de la situación general que prevalece en nuestro estado.

Javier Duarte de Ochoa llega al poder atado a los grupos de su artífice y patrón político, Fidel, al que le debe ser huésped en turno de la casa Veracruz, inicia su administración con titubeos y debilidad, -copada por dantistas y fidelistas, -las arcas ya fielmente saqueadas con la misión de asegurar impunidad a la familia Herrera-Borunda y “asociados” por lo cual de manera desesperada y servil se somete a la política del ilegítimo Felipe Calderón en su “guerra contra la delincuencia organizada y el narcotráfico” buscando un punto de apoyo económico y policiaco-militar y así gobernar para los suyos; acá se dice que le entregó todo a Calderón.

Duarte, con la fallida intención de deslindarse de Fidel, cambia slogan y color, la frase “vamos bien y viene lo mejor el futuro” que hereda de su antecesor, es sustituida por la palabra “prosperidad” y el rojo por tonos multicolores que esbozan la indefinida e infinita trenza de Rapunzel. El reemplacamiento tal cual se hizo, obedece a la subordinación a Calderón en las medidas fascistas de control de la población y es una medida coercitiva propia del terrorismo fiscal. De paso, anular el “late con fuerza”.

En lo que va de su administración Duarte ha mostrado ser un gobernador indolente y manipulador, no busca ni siquiera disminuir los altos índices de desempleo, marginación, pobreza, hambre y miseria, utiliza un discurso demagógico y de campaña electoral que se remite a engrandecer obras en su mayoría de relumbrón, presenta hiperactivismo político militante, promociona imagen y proselitismo para su partido con miras a la sucesión presidencial de 2012, que por la cercanía del proceso electoral el doctor ya se enfunda nuevamente chalecos rojos.

El programa gubernamental “adelante”, creado ex-profeso para disputarse la clientela electoral con los programas asistenciales federales del mismo carácter contrainsurgente, dirigido a miles de familias que viven en la pobreza y marginación -más de cuatro millones en los 212 municipios- y en 34 de estos un millón y medio sobreviven en total desamparo social ¡en la miseria! Luego entonces, “adelante” significa solo retroceso para nuestro estado: control social, administración de la pobreza y táctica electorera.

Tanto los programas federales como estatales, son diseñados NO para combatir la pobreza, como se propagandizan, sino son parte fundamental del contenido ideológico para el control y mediatización social, de la Guerra de Baja Intensidad, su objetivo principal es combatir por diferentes medios la inconformidad que genera la pobreza, miseria y opresión política, pretendiendo evitar que se convierta en protesta y lucha popular.

Antes del susodicho “adelante” llegaron sí por delante los sardos y la policía federal para mostrar la “firmeza” del gobernador y como distractor ante las carencias de la administración entrante, se desató a las fuerzas represivas del Estado. Aceptados los condicionamientos de Calderón, se planta la tropa federal de manera permanente a lo largo y ancho del territorio veracruzano, imponiéndonos la violencia y el terror del “Veracruz Seguro”.

La militarización es generalizada en casi todos los aspectos de la vida y trabajo en la entidad, hostiga y aterroriza en el campo y la ciudad, pobladores veracruzanos la han llamado una guerra equivocada porque se dice que es contra los “malos” y los que pagamos el pato somos el pueblo al ser criminalizado y reprimido. So pretexto de perseguir a un delincuente las fuerzas represivas toman las calles por horas en las que circulan apuntando sus armas a los transeúntes ¿y quien informa que sucede? Nadie. La mayoría de los medios de comunicación amordazados o $ometidos guardan el mas completo silencio cómplice. Y los periodistas y medios que valientemente lo hacen son perseguidos, donde el doctor JDO manda amenazas personales.

El fuero militar y la impunidad del ejército federal y marinos no tienen límite. Desde la llegada de las tropas federales se ha sentenciado a 24 mil presuntos delincuentes y han capturado a cerca de siete mil; los detenidos-desaparecidos por motivos políticos y sociales en su mayoría de extracción popular rebasan la cifra de seiscientos cuyas edades fluctúan entre los 17 y 30 años, en lo fue el sexenio de Fidel y lo que va de Duarte, de los desaparecidos tan sólo en Xalapa 80 son mujeres; todos sin excepción etiquetados sin mayor trámite como presuntos criminales, sin importar edad o sexo.

La acción lesiva e impune del aparato policiaco militar han convertido la proliferación de cientos de carteles de manufactura casera en hojas bon y los que tienen más recursos en mantas, en ambos casos la característica es el apremio y la desesperación por el ser querido “extraviado” o “perdido” como parte del paisaje urbano de las principales ciudades. El temor y la despolitización de amigos, familiares y compañeros de lucha los inhibe para exigir al Estado mexicano y sus administradores en turno su presentación con vida como un desaparecido por motivos políticos o sociales.

Para garantizar la impunidad de las tropas, la cúpula militar del ejército federal y marinos en complicidad con Javier Duarte han asaltado y tomado el control de delegaciones de tránsito, policía intermunicipal y policía estatal, destacan los casos del puerto y ciudad de Veracruz, Xalapa, Fortín, Orizaba y Córdoba ¡que coincidencia!, es el principal corredor industrial-comercial-turístico-financiero de todo el estado.

El mismo patrón de operación que se desplegó en otros estados de la República se está reproduciendo: primero, aparecen de manera ostentosa sujetos ajenos al lugar (comunidad, pueblo, ranchería o ciudad) se riega el rumor de que llegaron los míticos “zetas”… acto seguido llegan los sardos, marinos y policías, amagan, interrogan, retienen a la población en general, que ante el terror interrumpe su dinámica cotidiana, pero los “mimetizados” zetas permanecen ahí y no se van porque son la justificación casi perfecta para que la tropa federal siga ahí. Los malos hacen de parques, gasolineras, tiendas de coveniencias y plazas públicas su centro de operación con todo su característico atuendo y vehículos que sobresalen a la vista de todos, con ellos no pasa nada.

De por sí, en nuestro estado los asesinatos y desapariciones por motivos políticos, no es cosa nueva, la diferencia es que anteriormente la hacían bandas paramilitares, la columna volante y pistoleros a sueldo todos por ordenes de caciques regionales y en complicidad con el Estado mexicano, de igual forma, han sido una constante soterrada los feminicidios y asesinatos de carácter homofóbico. En la actualidad esta realidad de violencia y sadismo se dispara por la presencia del ejército federal y los marinos en las calles, los muertos y detenidos desaparecidos ahora son de manera franca ultimados por sardos, marinos y paramilitares. Veracruz “seguro” ha representado el aumento de asesinados en frecuencia y cantidad de manera ascendente, que se cuentan por decenas de miles, cuyas denuncias se ahogan en impotencia y temor de los seres cercanos a los victimados.

El Veracruz “seguro”, repite puntualmente el objetivo contrainsurgente de la guerra de Calderón, , al intensificar y masificar el despliegue policiaco-militar-paramilitar, las fuerzas represivas locales, estatales y municipales, operan sobre la táctica del terror y de manera conjunta actúan en las regiones del estado donde hay toda una trayectoria histórica de lucha popular en zonas urbanas y rurales, como es el Istmo, la sierra de Soteapan, el puerto de Veracruz, la sierra de Zongolica, Río Blanco, la sierra de Totonacapan y la parte norte del estado Huasteca alta y baja. Y como antaño nuestra ciudad capital -Xalapa- es escenario de la más atroz violencia institucional por ser el centro de inconformidades y luchas populares.

Regiones de organización y lucha popular que hoy intentan criminalizar -Calderón y Duarte- mandando “adelante” a sus paramilitares bajo el mote de “zetas”, provocan supuestos enfrentamientos, asaltos a mano armada a repartidores de mercancías, siembran narcomenudistas, arrojan cuerpos, liberan a secuestrados, extorsionan, abandonan diferentes tipos de autos y camiones en las cercanías donde las organizaciones populares tienen presencia… Montaje incriminatorio al estilo fílmico de Genaro García Luna, que se conjuga con el eco de algunos periodistas sin principios y escrúpulos que con sus acusaciones o señalamientos, van armando un expediente de delitos contra militantes de organizaciones populares.

Parte del terror de Estado lo despliegan al soltar rumores, vienen los “malos”, logran que una parte de la población atemorizada decida no salir de sus hogares, cierren comercios, oficinas y escuelas en todos los niveles. Son ensayos fascistas de control y paralización social de una zona, posteriormente llegan policías federales y sardos a patrullar, “dar pláticas” de cómo cuidarse de los “delincuentes” inculcándoles que denuncien movimientos “sospechosos” y que las cortinas de sus casas deben estar abiertas de par en par y en caso de que estén cerradas son potencialmente una guarida de “malos” y el acabóse, militares haciendo operación mochila en planteles educativos de nivel medio superior. Invitan a la población a hacer denuncias anónimas y mas tarde aparece asesinado el denunciante.

El Veracruz próspero que promueve el ejecutivo estatal que “atrae” grandes inversiones y megaproyectos (mineras e hidroeléctricas de capital transnacional, cementeras de empresarios nacionales, complejos turísticos y desarrollo inmobiliario) es a costa de la depredación de ecosistemas, medio ambiente y graves perjuicios a la población principalmente en el área rural y suburbana que es donde se construye-destruye; causando daños irreversibles a la naturaleza y salud de sus habitantes; jugosas ganancias para la oligarquía nacional y transnacional. La Goldgroup, Minera Teck, Agroetanol, Protoma, Moctezuma, Apasco donde tiene activa participación el capital financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Para los pueblos: contaminación, epidemias, agudización de las enfermedades de la pobreza y desplazamientos forzados de población. Son proyectos impuestos de manera déspota por encima del interés popular y la naturaleza, para beneficio de los grupos de potentados nacionales y extranjeros.

Es la agresión neoliberal a lo que queda de la otrora abundante riqueza en biodiversidad y recursos naturales, en tierras, flora, fauna, cuencas hidrológicas, manglares y humedales con sus respectivos climas que conforman el territorio veracruzano. El potencial del campo, es decir, la producción agropecuaria, y con ella la silvicultura, apicultura y piscicultura han sido devastadas y quebradas. Y no es porque nuestro pueblo campesino, pequeño productor, jornalero, obrero, pescador, sea flojo o incapaz, sino que es el resultado de la eterna marginación, explotación y opresión caciquil de que hemos sido objeto por décadas bajo la dirección y tutela del Estado mexicano.

Mucha inversión para infraestructura e ilimitados recursos económicos para servicios y megaproyectos industriales, comerciales, inmobiliarios y financieros, mientras que para la atención a la salud sólo placebos y paliativos. En la entidad, al igual que en todo el país, la mayoría de acciones que emprenden los tres órdenes de gobierno en materia de Derechos sociales como la salud, lo sustancial es la publicidad mediática. La escasa inversión a la salud en sus distintos niveles impiden revertir las enfermedades de la pobreza (desnutrición, infecciones gastrointestinales, infectocontagiosas de vías respiratorias), incluso se ven incapaces ante el brote epidemiológico de enfermedades tropicales que azolaron al territorio veracruzano en los tiempos de la colonia.

En ese maltrecho y selectivo sistema de salud, el gobierno de la fidelidad le endosó varios elefantitos blancos al de la prosperidad, para botón de muestra los hospitales regionales de Álamo, Temapache, Nautla y Tlaquilpa; aunado al pobre funcionamiento de las clínicas y centros de salud que son una maraña de ineficiencia, insuficiencia, condicionante y control social, bajo la estrategia que desarrollan todas sus políticas de atención –sujetos a los lineamientos de la GBI-, con el “afable” rostro de “oportunidades”… “para sobrevivir mejor”. ¿Vitaminas para corregir anemia? Si lo que al pueblo le falta es comida y condiciones de vida dignas de un ser humano.

En el rubro de educación 669 mil adultos y jóvenes colocan al estado en el primer lugar nacional de analfabetismo, de acuerdo a territorio y población; de cada 100 personas mayores de 15 años, veinte ni siquiera han concluido la educación primaria y así se continúa hasta llegar a que sólo ocho concluyen estudios profesionales, tan sólo en la capital, llamada la “Atenas Veracruzana”, hay un rezago educativo de casi 300 mil, en los 3 niveles de educación básica, no se diga ya en las regiones serranas que sobreviven en condiciones de marginación y miseria. La UV año tras año rechaza mínimo a 24 mil aspirantes para ingresar a la máxima casa de estudios del estado.

Ante la falta de alternativas para cursar la educación básica y fuentes de empleo miles de veracruzanos migran hacia el valle de México, occidente y norte del país, el abandono de la familia y el terruño, de parte de parientes y paisanos se ha vuelto un fenómeno social que desgarra a familias y comunidades enteras, pero a su vez, sirve como en otras entidades del país, en oxígeno y parte del soporte a la economía local que inicia desde la congregación pasando por lo municipal para impactar en lo estatal, no sólo hay “juarochos”, la migración es una constante resultado de la exclusión al derecho constitucional a alcanzar desarrollo y progreso social de miles de veracruzanos. La promocionada prosperidad es demagogia, sus acciones son de oropel y discriminatorias.

Económicamente el estado de Veracruz está endeudado y en algunos casos vía hipoteca a capitales privados nacionales y extranjeros, además de la deuda con el gobierno federal, el desarrollo es solamente en lo macroeconómico y de manera específica con todo el impulso del gobierno en el sector servicios para construir emporios turísticos que se convierten en centros de blanqueo de dinero ilícito, situación económica que caracteriza a una economía subdesarrollada que depende del flujo temporal del dinero de convencionistas y vacacionistas nacionales o extranjeros.

Caudalosas ganancias de dinero que no se emplean para el desarrollo integral de Veracruz, pues las grandes sumas recabadas de la temporada van directo a la bolsa de los grandes empresarios que especulan y reinvierte únicamente en el mismo sector.

En esa maligna promoción mercantil de difundir a Veracruz al interior del país y el extranjero se organiza la Cumbre Tajín, -exacerbando peligrosamente una actitud chovinista- con una exagerada comercialización, que pobladores de Papantla-Tajin y alrededores le han entrado -por necesidad de ingresos- a la vendimia grotesca de los vestigios arqueológicos, de ritos y costumbres culturales de nuestros antepasados, ahora cada marzo atípicamente los pobladores se disfrazan de naguas, calzón y botín, no por ser fieles a la tradición sino porque así conviene al interés económico del gobierno del estado y al capital privado al que nada importa la paulatina e irreversible destrucción que el espectáculo anual causa a la majestuosidad de esa ciudad Estado de la cultura totonaca.

Ante la generalización y profundización de las desigualdades económicas y sociales; ante la opresión política y la represión institucionalizada; ante el desaforado fuero y la impunidad de militares y marinos; ante la criminalización de la pobreza, protesta y lucha popular; ante la discriminación de los pueblos indígenas y ataques paramilitares en el campo y ciudad; ante los ataques homofóbicos que prevalecen en nuestro estado; ante cada desaparición de jóvenes y jovencitas que según las autoridades “se van de su casa”. No guardemos silencio, exigir su presentación con vida y el absoluto respeto a los Derechos Humanos corresponde en primera instancia a amigos, familiares y compañeros de lucha, hasta lograr que sea una demanda que enarbole todo nuestro pueblo.

Hacemos un llamado al pueblo veracruzano en general a protestar organizadamente y a sus organizaciones populares que digna y valientemente se manifiestan y movilizan a continuar con esos esfuerzos en la defensa de nuestro Derechos fundamentales, el medio ambiente, la libertad de organización, por la libertad de los presos políticos y por la presentación con vida de todos los detenidos desaparecidos por motivos políticos y sociales para avanzar en la UNIDAD de todo el pueblo. Arribando a formas superiores de organización y lucha como es la autodefensa popular de las masas.

Nuestro Partido está presente exigiendo desde la franja litoral, montañas, llanuras y selvas la presentación con vida y en libertad de nuestros compañeros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez (a cinco años de su detención-desaparición a manos del Estado mexicano) así como de todos los detenidos desaparecidos del país por motivos políticos y sociales.

¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡A EXIGIR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS Y DE CONCIENCIA DEL PAÍS!
¡POR LA PRESENTACIÓN DE TODOS LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS!

¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR! ¡EL EPR TRIUNFARA!

COMITÉ ESTATAL DE VERACRUZ
DEL
PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR

COMANDANCIA DE ZONA
DEL
EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
EPR

Año 48.
Veracruz de Ignacio de la Llave 17 de abril de 2012.

lunes, 16 de abril de 2012

Criminales recurren a cultos, marcan territorio y pintan creencias (Excelsior:16/04/2012)

Marina reporta que se utilizan símbolos del culto a la Santa Muerte y ritos satánicos en puentes y calles de los estados

Aurora Vega
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de abril.- La Secretaría de Marina tiene evidencia de que la organización delictiva de Los Zetas utiliza símbolos satánicos para marcar sus territorios y sus plazas, además de que también emplean la imagen de la Santa Muerte para que otras organizaciones criminales conozcan qué puentes, calles y hasta barrios están bajo su dominio.
La religión, el ocultismo, el fanatismo, ateísmo, y hasta el tributo a Satanás forman parte de las creencias  y convicciones morales de los miembros del crimen organizado y de capos de cárteles del narcotráfico, quienes imprimen su sello de donde se perciben como dueños o mantienen controlados, para evitar que otras organizaciones de delincuencia común o crimen organizado ingresen sus territorios.
A través de labores de inteligencia, la Secretaría de Marina ha descubierto que en lugares como Tamaulipas, Veracruz, y Nuevo León la organización delictiva de Los Zetas utiliza “narco símbolos satánicos” para marcar sus zonas, regiones, plazas y rutas para advertir que dominan esa plaza.
La utilización de símbolos y fetiches satánicos por Los Zetas para marcar sus zonas de influencia, según la Armada de México, es una consecuencia de los cultos que profesa.
En altares dedicados a esas deidades, se encuentran también bebidas alcohólicas, como coñac y whisky, además de animales muertos.
Integrantes de Los Zetas fallecidos o detenidos tienen tatuados en sus cuerpos tanto imágenes satánicas como de la Santa Muerte.
Esto según las evidencias que han encontrado las autoridades federales, los ritos de iniciación implican que en muchos de los casos, los integrantes se coman el corazón de quienes ejecutan por ser sus adversarios.
De estos hechos, la autoridad cuenta con videos encontrados en casas de seguridad, o en los vehículos decomisados.
Las decapitaciones y el rito de comerse el corazón de los adversarios al parecer es una práctica utilizada por Los Kaibiles, ex elementos del ejército de Guatemala, quienes, según las autoridades, capacitaron a Zetas.
En tanto, la PGR —en respuesta a una solicitud de información pública— indicó que, de acuerdo con las averiguaciones previas, que se inician con detenidos por estar involucrados en delincuencia organizada o tráfico de drogas, el 83.22 por ciento de los delincuentes dicen profesar la religión católica, al estar convencidos que “Dios los protege” porque tienen que acabar con el Mal.
Según la PGR, después de la religión católica, otros cultos que profesan los miembros del narcotráfico son el evangelista, en 11.21 por ciento, el mormón, en 2.1 por ciento, el ateísmo, y otro tipo de ritos, incluyendo el de alabanza a Satanás conforma el resto.
La Organización delictiva de los Caballeros Templarios es evangélica, mientras que hay también grupos criminales que practican la religión mormona como es el caso de algunos de los miembros del cartel de Juárez.
Fuente:

domingo, 15 de abril de 2012

Acosa el crimen organizado a grupos de guerrilleros en México (Octubre 2010)

Radio Pasillo/ABZ Noticias

Reportes de inteligencia estadounidenses en México, entre ellos los elaborados por la Drug Enforcement Administration (DEA por sus siglas en inglés), concedieron que en México los diversos cárteles de la droga acosan a grupos subversivos identificados con la ideología de izquierda para obligarlos a compartir actividades delictivas en una réplica de lo sucedido en Colombia en los años 1970, y 1980 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En México según la procuraduría General de la República (PGR) reportó en el presente mes, que en México operan grupos subversivos como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; el Ejército Popular Revolucionario; las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo; el Comando Jaramillista Morelense 23 de mayo; el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente; el Ejército Villista Revolucionario del Pueblo; el Comité Clandestino Revolucionario de los Pobres; Comando Justiciero 28 de Junio; la Tendencia Democrática Revolucionaria y la Coordinadora Guerrillera Nacional José María y Morelos", sostuvo el funcionario de la PGR.
 “Se ha podido identificar que son lo que se llama grupos de fachada, que esos grupos son realmente desechables, solamente son creados para una sola acción específica y no tiene mayor trascendencia", dijo.
Precisó que México está fuera de peligro del terrorismo internacional, concluyó el procurador de la República.
Lo que no dijo el funcionario fue que estos grupos que mantienen la lucha social a través de la vía armada, fue que se estima que la guerrilla en México agrupa a más de 22 mil hombres y mujeres, los que cuentan con armamento de guerra como los fusiles AK-47, AR-15, fusiles ametralladora FAL, Galil y Tavor de origen israelí, armamento que les otorga una elevada capacidad de fuego, factores demasiado atractivos para el crimen organizado.
Llama la atención que mientras extrañamente el (des) gobierno de Felipillo el minúsculo se limita a infiltrar las filas subversivas, no para combatirlas, sino sólo para efectos estadísticos, los cárteles asentados en los estados de Guerrero, Morelos y Estado de México buscan unir fuerzas para trabajar en conjunto, y en caso de resistirse a esta “cooperación”, surge la amenaza de la violenta eliminación.
Sin embargo, los mismos reportes de la inteligencia gringa apuntan a una nueva estrategia del gobierno federal para que sean los cárteles los que reduzcan la presencia, operación y multiplicación de estos grupos armados que enfrentan al Estado Mexicano,  deslindándose de las posibles refriegas, ajusticiamientos y saldos fatales entre las partes, adjudicándoselos como ya se le hizo costumbre a inminentes “ajustes de cuentas” entre criminales.
Los reportes manejan presuntos fracasos de los cárteles para lograr la cooperación de los subversivos, sino también que los luchadores armados de la izquierda en México, han logrado aislar a los sicarios, sacarlos de sus áreas de influencia, pero sobre todo, el respeto por la lucha social por la vía armada.
Con esta información, queda claro que la estrategia del inquilino de Los Pinos surgida de mandos castrenses, está fracasando a todo lo largo y ancho del territorio de México, sino también, que la vía armada se ha convertido en la única vía factible para derrocar a tan ilegítimo e inútil (des) gobierno de la derecha más reaccionaria y facciosa representada por Acción Nacional, ante el fracaso de las urnas.
Finalmente, Felipillo se equivocó una vez más al pretender confrontar a auténticos luchadores sociales, en su mayoría conformados por indígenas con el crimen organizado, pues con esto ratifica no sólo su carencia de capacidades (inutilidad), sino su temor al regreso del PRI a Los Pinos, el que seguramente en una natural revancha después de la traición de Ernesto Zedillo quien entregó la presidencia de México al PAN, exhibirá la vasta corrupción de los panistas, que seguramente muchos de ellos engrosarán la membrecía de los CEFERESOS mexicanos.
DIGESTIF
1.- El alcalde Guadalupe Rafael Flores consiente del desfalco del erario promovido por su antecesor Mario Román, prepara una agenda de gestión en la ciudad de México con el gobierno federal, aprovechando las relaciones que tejió durante su paso por la Secretaría de Turismo del gobierno de Zacatecas.
2.- El helicóptero del gobierno de Zacatecas tiene otra historia según Gerardo Romo Fonseca diputado local por el PRD. El legislador asegura que la nave fue adquirida por el gobierno de Ricardo Monreal, que fue Guillermo Huizar quien lo adquirió, que no fue comprado con pulcritud, y que el aparato no corresponde a las necesidades del uso gubernamental en una geografía como la de Zacatecas.
El gobierno del estado tendrá que investigar las aseveraciones de Romo Fonseca, deslindar responsabilidades y terminar con el tema, pues lejos de abonar a un clima de certidumbre, suma factores para el inútil debate mediático.
3.- Caló hondo en el ánimo del diputado federal del PRD José Narro Céspedes la información que uno de sus más cercanos colaboradores filtró a esta columna, en cuanto a los presuntos “acuerdos” con el gobernador Miguel Alonso y su pretensión de continuar abonando la nómina de aviadores del ayuntamiento de Zacatecas.
Narro Céspedes afirma nuestro contacto, giró instrucciones para localizar al infidente, y por supuesto  llamarlo al orden so pena de su expulsión de la democrática organización que preside.
Lo extraño es que José Narro está consciente, que los resabios de su gente hacia él van en aumento por su parcial trato para quienes considera ser los únicos merecedores para candidatearlos vitaliciamente a cargos de elección popular y “nóminas gubernamentales”, así como, su pública mezquindad para con sus colaboradores a los mantiene con salarios de hambre.